Un soldado en busca de un nuevo camino.

Siente que hay algo más que guerra y destrucción, así que antes de la batalla, se adentra al bosque para intentar despejar esa mente que tanto le hace ruido. Acaba recargado en una roca y solloza. Una ninfa, un espíritu del bosque, un llamado a sus plegarias (no sabe lo que es) se acerca a el. Le dice que no llore más, esas lágrimas no valen ser derrochadas. Lo acerca a sí y le dice:

-Si me traes el corazón de tu rey, yo te mostraré ése camino que tanto buscas.

Anonadado entre tanta belleza, accede al trato sin pensarlo dos veces.

Fue una batalla sanguinaria, sin piedad, en un campo donde florecía el silencio de la muerte. No sabemos si nuestro soldado fue el único sobreviviente, o quedaron otros pocos sufriendo en agonía.

Se acercó al rey y con la daga cubierta de otras sangres, abrió su pecho y un gran corazón palpitante tomó lugar en sus manos.

Regresó al bosque, a la misma piedra de antes donde se encontró de nuevo con la hermosa criatura del bosque.

-¿Cómo es que sigue palpitando? -Preguntó mientras le extendía el órgano.

-Palpita para mostrar el camino que deseas -Responde ella, mientras lo acerca a su cara cerrando sus ojos verde pistache. -Al Sur- Declara al cabo de unos segundos.

El hombre en armadura estaba tan desesperado que ni un "gracias" da de vuelta. Emprende su viaje de inmediato. Camina toda una tarde y antes de que el cielo se tinte de rosa, encuentra un pequeño grupo de hombres intentando encender una fogata.

-Vienes buscando el Sur, ¿no es cierto? -Pregunta el que tiene la barba más abundante.

Antes de que el soldado pudiera responder, el hombre afirma por ambos y agrega:

-Nosotros también dimos un corazón para saber nuestro camino. Al final, descubrimos que esta pequeña comunidad que hemos formado sacia nuestras dudas. Entiendo si estás en desacuerdo, sin embargo, te invito a quedarte hoy a cenar y descansar. Mañana podrás continuar.-

El soldado tomó la oferta.

El soldado nunca retomó el camino al Sur.

-Padme