Antes que nada, quiero recalcar que esta no es solo una película de aliens, también trata sobre la humanidad. De hecho, los aliens llegan a pasar a un segundo plano avanzando la trama.

El guión sale de los clichés que uno podría encontrarse por su género de ciencia ficción, además de que está escrito para que se puedan comprender los tecnicismos y la planificación de cómo poder comunicarse con los alienígenas.
Recuerdo cuando vi Sicario y me dejó encantada con la edición y la cinematografía, en especial en los momentos de tensión. Jóhann Jóhannson y Joe Walker hacen el dúo perfecto: Jóhannson con su música excelente, acentuando perfectamente los sentimientos de los personajes y sus acciones y Walker con una fotografía hermosa, emotiva, llena de vida; saben transmitir los sentimientos correctos, lo cual te sumerge completamente a la historia, creyendo todo. Y al final, dejándote pensativo.
Por supuesto no puedo dejar pasar por alto el buen trabajo de todos los actores, sin ellos, todo este conjunto de tensión, ansiedad, felicidad, esperanza, no hubiera sido posible.

Lo único malo que podría verle es que hay un tema que se deja de lado, una acción que nunca logramos ver su castigo. No quiero decirles qué es, pero si me preguntan podemos platicarlo.

La cinta nunca se siente forzada o apresurada, al contrario: te da tiempo, te deja asimilar lo que sucede.


Para cerrar: tienes que verla.
Se ha convertido de mis películas favoritas.