Treinta de febrero

Nan and Brian in Bed, NYC - Nan Goldin

Esta es mi confesión: Lo iba a intentar por enésima vez. Iba a intentar de nuevo una amistad contigo, pero lo iba a hacer diferente: quería que surgiera casual entre encontrarnos y platicar unos minutos para después regresar a nuestros trabajos; y toda posibilidad se fue un día antes.

Ahora no me atrevo a hablarte, aunque mi deseo siga allí. ¿Qué voy a decirte? ¿Qué te puedo contar? Que pienso en ti más de lo que debería, que mi fuerza está doblegada ante el sentimiento que nunca me quisiste en verdad, que temo el día en el que te vuelva a encontrar.
Te amé como nunca lo había hecho con alguien más. Mi confianza en ti era tan grande que hasta podía cerrar mis ojos. Te respetaba y me respetabas. Estoy consciente de que me fui, y las razones por lo que lo hice no han cambiado. El amor no pudo contra nuestras diferencias, pero está bien, porque sé que en otro tiempo seguirías platicándome y yo saborearía cada palabra.

Esto me rompe el corazón. No puedo seguir con mi mente llena de ti: me persigues cuando leo, cuando camino, cuando estoy dividiendo factores, cuando salgo, cuando cierro los ojos. No puedo seguir con los ojos lagrimosos y diciéndome que lo he superado. Esto nunca debió pasar, no había manera.
Ahora solo me río cuando creías que yo iba a salir con alguien mientras lamentabas nuestro desamor. The joke's on you.

Deja mi mente. Escribe un mensaje diciendo que sabes lo que haces y que me quisiste. Dime que las cosas pasan por una razón y que algún día lo comprenderé. Hazme saber que el treinta de febrero podré hablarte sin dolor ni miedo.


Rompí tu corazón y tú rompiste el mío, estamos a mano.

Lili Castillo

Cinéfila hasta la médula.

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